El desafío de cada Navidad


Cada año celebramos un nacimiento, que más allá del legítimo folklore que a todos nos gusta; más allá del sentimentalismo religioso, al que tanto se prestan estos días y al que todos damos algún culto, está la Buena Nueva de un Dios que inicia la inverosímil aventura de ser hombre para hacernos a nosotros más humanos.

«La sociedad tecnológica ha logrado multiplicar las ocasiones de placer, pero encuentra muy difícil engendrar alegría»

La verdad que hoy no resulta fácil descubrir su presencia en medio de nosotros. Nos encontramos con situaciones que parecen alejadas de la mano de Dios. Posiblemente faltan personas que lo hagan presente y visible. Somos nosotros quienes estamos llamados a hacer realidad en el mundo de hoy la encarnación de Dios. Sólo en la medida en que nosotros estemos dispuestos a hacerlo presente y visible en esas situaciones puede seguir naciendo.

Nacimiento. Murillo

Hoy solo puede nacer en cada uno de nosotros. El desafío de cada Navidad es que nazca en nosotros, para que así podamos ser Navidad para los demás; que a través de nosotros puedan experimentar la cercanía de ese Dios, que viene a caminar con nosotros, a que se cumpla «el Reino de Dios está en medio de vosotros». Lo importante es ser Navidad allí donde Dios resulta invisible.

Esta sería la Navidad con mayúscula, la que nos devolviera LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO, la auténtica y verdadera, frente a las navidades con minúsculas: navidades gastronómicas, espumosas, consumistas, turísticas,… que son sucedáneos de la Navidad

«El gran riesgo del mundo actual,
con su múltiple y abrumadora oferta de consumo,
es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro,
de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales,
de la conciencia aislada».
(EG. 2)

De la Hoja Parroquial Diciembre 2016 – Parroquia Nuestra Señora de Lluc

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