Quiero que conozcan el inmenso amor del Dios en el que creen


UNAS PALABRAS DE DESPEDIDA LLENAS DE ALEGRÍA Y ESPERANZA

Como catequista de un grupo de niños no quería perder este momento para transmitir lo que yo siempre quiero para ellos.

Quiero que conozcan el inmenso amor del Dios en el que creen que no fue sólo capaz de realizar toda su majestuosa creación sino que se dio más a todos nosotros entregándonos a su propio Hijo, Jesucristo, que vivió, nos acompañó, nos mostró el verdadero camino, la verdad y la vida con una vida de entrega y verdadero amor. No conforme con ello es un Dios entregado a cada uno de nosotros y un Dios que permanece vivo tras su muerte, Jesús resucitó, subió a los cielos y por último nos envió el Espíritu Santo para que siempre nos acompañe y en Él esté la fuerza, la luz y el fuego que avive nuestra esperanza.

Tenemos que ser testigos de ese amor verdadero y demostrarlo día a día en todos los actos de nuestra vida. No tenemos que tener miedo Jesús está a nuestro lado y nos guía.

En esta canción está resumida esta idea y esta misión.

Creo en Dios Amor
Aleluya, aleluya. Creo en ti. Señor, creo en ti, mi Dios, Amor.

Creo en Dios, mi Padre, que es mi luz y es mi vivir,
Que habla en el silencio, en el hermano y en la flor.

Creo que me llama y compromete a construir
Una tierra nueva en la justicia y el amor.

Creo en Jesucristo, Dios y hombre, Redentor,
Que a nadie rechaza y va buscando al pecador.

Creo que es mi hermano, es mi amigo y salvador,
Que nos compromete en la tarea del amor.

Creo en el Espíritu Santo que alienta nuestro ser,
Que transforma el mundo con su fuerza y su calor.

Creo que nacemos en un nuevo amanecer,
Llenos de alegría, caminando en el amor.

Creo que nosotros somos el Pueblo de Dios,
Que en los sacramentos celebramos al Señor.

Pueblo que camina en la alegría y el dolor,
Una fe nos guía, nos empuja el mismo amor.

Este cuento lo escuché el pasado año en un curso de catequesis en el que participé y lo vi muy ilustrativo para mostrar todo aquello que para mí es primordial en mis encuentros con los niños.

El cuento que a continuación  adjunto nos lo contó D. Carlos Aguilar Grande, vicario episcopal de evangelización. El título del cuento “Ni mayor, ni mejor, ni superior” autora del mismo, Julia González.

Una Caja ni mayor ni mejor ni superior

Julio González Blanco un anciano rey, viéndose próximo a la muerte y sin haber tenido descendencia, decidió buscar a su sucesor. Para ello, convocó un concurso al que acudieron miles de personas. Tras durísimas pruebas de selección quedaron tan solo cuatro aspirantes para cumplir la prueba más difícil: encontrar un tesoro que fuese más valioso que todas las posesiones del rey. Para alcanzarlo el monarca les ofreció cuatro pistas: mayor, mejor, superior y… Cada pretendiente al trono eligió para sí una de las pistas según su clasificación en la selección.

El primer clasificado eligió la pista: mayor. Abandonó el reino encaminándose hacia el norte en búsqueda de todo lo mayor y, por qué no, también de todo lo menor de la naturaleza.

El segundo escogió: mejor. Cruzó las fronteras y dirigió sus pasos hacia el sur rastreando todo lo mejor y todo lo peor.

Al tercer aspirante le quedó la pista: superior. Sin perder tiempo tomó camino hacia el este escudriñando todo lo superior e inferior.

Al cuarto y último aspirante le tocó quedarse con la pista muda. Así, pues, sin pista decidió no desplazarse y convivir entre las gentes del reino. Quizás allí descubriese lo que el monarca no quiso nombrar. 

Pasado el plazo de un año los tres regresaron al reino donde se reunieron con el cuarto aspirante. Había llegado el momento de la presentación ante el soberano. Sonó la música y cada aspirante mostró sus hallazgos:

El primero, el mayor diamante y el menor animal, la mayor pepita de oro y el menor libro, la mayor fortuna y…

El segundo, los mejores manjares y los peores venenos, las mejores joyas y las armas peores,…

El tercero, que había trepado a las alturas y descendido a los abismos, expuso su cargamento en el que se mezclaba lo más excelso y elevado del planeta junto con lo más inmundo y repugnante. El rey, impresionado, agradeció tantos presentes.

Finalmente, el cuarto, sin desplegar presentes y mirando a los ojos del soberano dijo: —Majestad, lo esencial no es lo que todo el mundo ve. Las gentes solo se fijan en lo mayor, lo mejor, lo superior. Yo, durante este año he aprendido que lo esencial es lo normal… — ¿Y qué es para ti lo normal? —interrumpió el soberano. —Para mí lo normal es que los hambrientos tengan comida; los sedientos, bebida; los desnudos, ropa; los analfabetos, enseñanza; los injustos, justicia; los débiles, protección; los fuertes, generosidad,…

—No prosigáis vuestro discurso, cuarto aspirante. Habéis encontrado el verdadero tesoro para todos —dijo el monarca—. Quiero que mi reino sea normal, así de normal. Y señalándole ante todos, afirmó: —Tú serás mi sucesor..

El Dios trino que presenté a los niños  junto a sus familias  en la catequesis de la Santísima Trinidad es un Dios con un amor verdadero y un amor que nos tiene que transformar por dentro.

Para terminar y que se entienda mejor este mensaje os dejo este maravilloso video: LOCURA DE AMOR

María del Mar, catequista

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