Jesús envió desde el cielo el Espíritu Santo – Pentecostés


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Comenzamos esta sesión invitando a los niños a que analizasen esta frase: “Jesús envió, desde el cielo, el Espíritu Santo”

Después de unos minutos de silencio, tras escuchar las palabras de alguno de los niños la catequista propone un diálogo acompañado por una serie de preguntas:

¿Cómo se quedaron los Apóstoles después de la Resurrección y Ascensión del Señor?
¿Cómo se sentían?
¿Pensáis que en ellos había tristeza, desanimo o miedo? ¿Se sentían solos o huérfanos?
¿Quién les faltaba?
¿A alguno de vosotros se os ocurre como podría venir a ellos la alegría?

Después de este animado diálogo, se les presenta el siguiente esquema:

Pentecostés

PENTECOSTÉS

Para que los niños comprendan mejor el significado del término Pentecostés, leemos la lectura de la Palabra, concretamente el texto que los niños tienen en su libro de catequesis en la página 112. Así entran completamente en el momento crítico de la venida del Espíritu Santo estando los Apóstoles junto a la Virgen María.

La catequista indica a los niños que subrayen las palabras ruido, viento, fuego y lenguas extranjeras y les invita a explicar el porqué de las mismas. En nuestra sesión de catequesis, la catequista recopiló sus repuestas y con ellas elaboraron las siguientes conclusiones:

El viento aviva el fuego al igual que el Espíritu Santo hace que los Apóstoles se sientan alegres.
El viento abre y cierra puertas, ventas. El Espíritu Santo abre las puertas del corazón de los Apóstoles y ya no tienen miedo.
El viento infla las velar y el barco se pone en marcha. También el Espíritu Santo despliega las velas de la Iglesia y la pone en marcha. La Iglesia es un signo de la presencia de Jesús en el mundo.
PENTECOSTÉS – Para nosotros cincuenta días después de la Pascua de Resurrección se cumple la promesa de la venida del Espíritu Santo.

Para consolidar en los niños el significado de la fiesta de Pentecostés y afianzar la importancia de la venida del Espíritu Santo la catequista cuenta el siguiente cuento:

UN CORAZÓN CONVERTIDO EN NIDO

Anoche soñé que estaba en el campo, jugando con mis primos trepando por todos los lados. Agotados de tanto correr y brincar, nos tendimos sobre el pasto verde y nos pusimos a observar los pájaros que volaban sobre nuestras cabezas. De repente sentí que mi corazón que latía muy rápido se transformaba en un nido, en un nido tibio, suave y mullido. “Mi corazón se quedó, quieto, muy quieto” exclamaba yo sorprendido. “Mi corazón paro de latir se convirtió en un nido, tiene forma de nido, tiene color de nido, tamaño de nido y está esperando que un pajarito venga a vivir en él”.

¿Era yo un árbol acaso? ¿Era yo un niño? ¿Por qué en vez de corazón tenía yo un nido? En ese momento me asusté mucho porque quería seguir siendo niño, no árbol. Estaba a punto de llorar cuando de repente sentí que a mi nido llegaba una palomita blanca, blanca como la nieve y muy linda.

“¿De dónde vienes tú? – le pregunté todavía un poco asustado. Y curiosamente la paloma me respondió con una voz muy suave y amable:

“Vengo del cielo a vivir contigo, siempre que tú me invites a quedarme en tu corazón”. Y yo, muy afligido y confundido le contesté:

“Es que ahora en vez de corazón, tengo un nido”. Pareció que no le importaba mucho lo que le dije.

Y continué: -“En realidad, pensándolo bien para ti que eres un pájaro resulta mejor un nido que un corazón ¿verdad?”.

“La verdad es que para mí resulta bien un corazón o un nido. La cosa es que aceptes que yo me instale a vivir contigo”, me contestó la paloma.

“Por supuesto que me gustaría que te quedaras conmigo para siempre, serías mi amiga y mi compañera, irías conmigo a todas partes, podríamos conversar en cualquier momento. Como vienes del cielo me aconsejarías cómo hacer las cosas bien y no me podría convertir en un niño alegre, servicial, cariñoso, obediente, solidario y amable. Mis papás y mis profes estarían contentos conmigo y yo más contento con ellos”.

“A todo esto no te he dicho mi nombre. Me llamo Felipe y tú ¿tienes nombre?” le pregunté curioso.

“Yo soy el Espíritu Santo, enviado por el Padre y tu amigo Jesús para que viviendo conmigo no te olvides jamás de ellos”.

En ese mismo momento desperté bruscamente y no lo puedo explicar bien pero sentí una alegría inmensa y una paz increíble en mi corazón.

¿Será que el Espíritu Santo nos transforma por dentro y nos hace ser buenas personas?

Este cuento finaliza con la siguiente reflexión por parte de la catequista:

¿Quién quiere contestar a esta última pregunta del cuento?
¿Entendéis mejor el cambio de tristeza y miedo a alegría?
¿Qué sentido tienen estas frases, son importantes?

“Vengo del cielo a vivir contigo, siempre que tú me invites a quedarme en tu corazón”
“La cosa es que aceptes que yo me instale a vivir contigo”
“Yo soy el Espíritu Santo, enviado por el Padre tu amigo Jesús para que viviendo conmigo no te olvides jamás de ellos”.

Para finalizar la sesión demostrando la alegría de la llegada del Espíritu Santo todo el grupo de niños y la catequista cantan juntos la canción  “El Espíritu de Dios está en este lugar” 

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