Llegamos al segundo domingo de Adviento, una llamada a la CONVERSIÓN por parte de Juan Bautista. Comienza un tiempo nuevo. Se acerca Dios. No quiere dejaros solos frente a vuestros problemas y conflictos. Nos quiere ver compartiendo la vida como hermanos. Acojamos a Dios como Padre de todos. No olvidemos que estamos llamados a una Fiesta final en torno a su mesa.
Eucaristía de familias en el segundo domingo de Adviento
Lectura del profeta Isaías 11, 1-10
El mundo está ahí, vamos a jugar a descubrir y encontrarnos con Dios
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas (periódico y perfume)
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará con la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada. (Puzzle)
Lectura de la carta a los Romanos
El amor y el bien hay que sembrarlos, y dejar germinar y crecer… paciencia, esperanza y entrega.
Hermanos: Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. (bastón)
Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. En una palabra, acogeos mutuamente como Cristo os acogió para gloria de Dios.
Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la Escritura: «Te alabaré en medio de los gentiles, cantaré a tu nombre». (lámpara)
Lectura del evangelio según S. Mateo 3, 1-12
Las señales nos alertan en el camino, prepárate para conducirte bien en la vida a través del sendero del amor. Es el camino de la conversión.
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea predicando: «Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos». Este es el que anunció el profeta Isaías diciendo: «Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus senderos«.
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: «¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones pensando «Abrahán es nuestro padre», pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego. El tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga». (corazón)
Preparamos los caminos porque queremos conducirnos bien en la vida. Hay muchos caminos que no llevan a ninguna parte. Nosotros queremos recorrer caminos que nos lleven:
A nuestro propio corazón: en el amor nos encontramos con nosotros mismos; nos hace ser. Somos lo que amamos, no lo que comemos. El amor nos realiza; su falta nos mata.
Al corazón del otro: sólo se llega al otro por el camino del amor. Sólo quien se acerca al otro con el corazón abierto, puede abrir el corazón del otro. Para ello no basta la pasión, se necesita la compasión; no basta la curiosidad, se necesita la solidaridad; no basta el diálogo, se necesita la comprensión; no basta el compañerismo, se necesita la amistad.
Al corazón de la nueva sociedad: ¿se puede llegar a una civilización nueva donde prevalezca el ser sobre el tener; el compartir sobre el consumir, el servir sobre el mandar? Si nos amásemos desaparecerían los muros, las fronteras, los ghetos, los suburbios, los campamentos para refugiados; estaríamos viviendo en el reino de Dios.
Al corazón del mismo Dios: a Dios no le alcanzamos por el pensamiento, las oraciones, por los sacrificios, por las virtudes. Sólo el que ama le puede conocer. Es el camino señalado por Cristo, el camino necesario, el único posible. Sólo el que ama al hermano puede decir que conoce a Dios y que ama a Dios.
Se trata de la conversión; de emprender el camino del amor que es el camino de la verdad
CONVIÉRTEME, SEÑOR
Del ruido, que me impide escucharte,
De la comodidad, que desfigura mi felicidad
CONVIÉRTEME, SEÑOR
De mi voz, suave y tímida para pregonarte, a un testimonio vivo y valiente, de que nada ni nadie salva al hombre
CONVIÉRTEME, SEÑOR
De mi autosuficiencia, orgullo y seguridades a la humildad para saber y poder encontrarte
CONVIÉRTEME, SEÑOR
De mis apariencias, simples e interesadas, a la autenticidad que Tú me ofreces,
Con respuestas… .y a veces con interrogantes
CONVIÉRTEME, SEÑOR
Y dame un nuevo corazón para alabarte
Y dame un nuevo corazón para bendecirte
Y dame un nuevo corazón para esperarte
Y dame un nuevo corazón para amarte.
Amén.