La Ascensión de Jesús. Jesús nos envía a ser sus testigos – Pascua


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La sesión comienza con un momento de reflexión guiado por la catequista a través de las siguientes palabras:

ASCENSIÓN DE JESÚS, recordemos esos últimos momentos de Jesús con los suyos. Enseguida los dejará para entrar definitivamente en el misterio del Padre. Ya no les podrá acompañar por los caminos del mundo. Su presencia no podrá ser sustituida por nadie.

Jesús solo piensa en que llegue a todos los pueblos el anuncio del perdón y la misericordia de Dios. Que todos escuchen su llamada a la conversión. Nadie ha de sentirse perdido. Nadie ha de vivir sin esperanza. Todos han de saber que Dios comprende y ama a sus hijos sin fin. ¿Quién podrá anunciar esta Buena Noticia? Jesús quiere dejar en la tierra “testigos” “VOSOTROS SOIS MIS TESTIGOS”

De estas palabras surgen las ideas más importantes:

Ya no les podrá acompañar por los caminos del mundo
Anuncio de perdón, conversión y esperanza
El amor de Dios no tiene fin
Anuncio de la Buena Noticia… Vosotros sois mis testigos

A continuación realizamos una serie de preguntas que dan pie a establecer un diálogo:

Bueno, Jesús se ha ido, pero ¿qué nos ha dicho a sus discípulos antes de irse?
Nos ha enviado a nosotros a hacer las cosas que Él hizo y ser sus testigos
¿En qué consiste esto de ser sus testigos?

Para consolidar la mejor comprensión del mensaje de la Ascensión continuamos con la lectura de la Palabra de Dios. A continuación, los niños explican con sus palabras y de forma resumida el mensaje de las lecturas.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles (1,1-11)
Lectura de San Marcos (16,15-20)

Debemos remarcar el mensaje de que Jesús se marchó con el Padre pero no nos deja nunca solos y deja en nosotros el testigo. Ese testigo somos cada uno de nosotros y lo tenemos que dar a conocer. Nos ayudamos de este cuento para que los niños o entiendan mejor:

UN TROCITO DE CIELO

Desde hace muchos años, en una casita humilde de una gran ciudad, vivían una pareja de ancianos de piel arrugada y de sonrisa fácil.
Ayer habían estado recordando sus tiempos pasados, como buenos abuelitos, y se contaban el uno al otro las cosas que habían hecho durante todos los años que fueron catequistas. ¿Te acuerdas el día que empezamos? ¿Y cuando aquel grupo nos dejó mudos sin saber que responder? Y así siguieron recordaron tantas aventuras, alegrías, problemas y meteduras de pata. Recordaron a los curitas, a tantos y tantos papás y como no a sus niños.
¿Te acuerdas de Carmen y Rafael? ¿Y de Pedro e Isabel? ¿De aquel pelirrojo preguntón?¿Y de aquel a que siempre hubiésemos querido no volver a mandar callar?! Cuántos recuerdos!
Y así, se pasaron toda la tarde y al final su rostro se fue llenando de silencio y de nostalgia, con un rasgo de tristeza. Los dos guardaban silencio, pues no querían preocupar al otro, pero cada uno se preguntaba: ¿Qué habrá sido de la vida de tantos papás y niños? ¿Serán buenas personas? ¿Y buenos cristianos? ¿Habrá servido para algo nuestro amor y dedicación?
A la mañana siguiente oyeron temprano el timbre de la puerta. Salió el abuelo y era el cartero que depositó en sus manos un pequeño paquete. La pareja muy asombrada, no pararon de mirarlo y se dispusieron a abrirlo con mucho cuidado. Dentro había un trocito de cirio muy pequeño, viejo, amarillento y consumido, y una tarjeta del presidente de una importante ONG que decía: “Gracias. Esta luz ha iluminado siempre nuestra vida. Un abrazo. José y Juana.

Confeccionamos nuestro mural de «testigos de Jesús:

La catequista muestra a los niños un dibujo de la Ascensión del Señor , dibujo muy significativo donde aparecen sus pies sobre una nube y una frase “El Señor fue llevado al cielo”. Los niños dibujan en un folio la silueta de sus pisadas y dentro de ellas escriben una frase por la que se sientan testigos de Jesús. Con todos los dibujos se forma el mural, colocamos arriba el dibujo de la Ascensión y más abajo el de cada niño siguiendo su camino.

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Finalizamos la catequesis terminó con la siguiente oración:
TÚ, JESÚS, ERES EL PASTOR
Una puerta que se nos abre para ver el cielo
Una voz que, cuando nos habla, nos da paz
TÚ, JESÚS, ERES EL BUEN PASTOR
Una mano que nos ayuda a levantarnos
Unos ojos que nos miran con amor y perdón
TÚ, JESÚS, ERES EL BUEN PASTOR
Unos pies que dejan huellas para seguirlas
Una palabra que siempre nos animas
TÚ, JESÚS, ERES EL BUEN PASTOR
Un cayado que nos da seguridad en el camino
Un alimento que se nos da en la Eucaristía
TÚ, JESÚS, ERES EL BUEN PASTOR
Amén

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