Jesús nació de María, la Virgen, en Belén y vivió en Nazaret


Nuestro grupo de catequesis se reencuentra tras la Navidad, preparados para vivir nuevas experiencias, iniciamos la sesión estableciendo un diálogo para compartir cómo ha sido nuestra Navidad a través de una serie de preguntas:

  • ¿Qué habéis hecho durante estas vacaciones?
  • ¿Habéis puesto el Belén? ¿dónde?
  • ¿Os habéis reunido en familia? ¿Por qué?
  • ¿Habéis estado felices?
  • ¿Os gustan estas fiestas? ¿Qué celebráis?
  • ¿Por qué la gente está tan feliz? ¿Pero todo el mundo es feliz?
  • ¿Todo el mundo vive la Navidad igual? (pobres, guerras, personas mayores, personas abandonadas, enfermos…)

Nacimiento en Belén

Leemos «Nacimiento en Belén» del libro de catequesis y planteamos a los niños estas preguntas para que piensen sobre lo que hemos leído y puedan comprender el significado del Nacimiento de Jesús en un pesebre en Belén.

  • ¿Por qué Jesús nació en Belén?
  • ¿Qué antepasado tenía?
  • ¿Qué es un pesebre?
  • ¿Qué significa nacer en un pesebre?
  • ¿Qué significa empadronarse?

Así, pueden entender que…

… Jesús en su nacimiento nos dio un gran ejemplo de humildad, fueron los humildes y sencillos como los pastores los primeros en adorarlo junto a María y José.

Adoración de los magos venidos de Oriente

A través de la lectura de “La Adoración de los Reyes Magos” y de estas preguntas, reflexionamos sobre el papel de la estrella que guió a los Reyes Magos hasta Jesús, de este modo ayudamos a los niños a encontrar el significado de nuestro caminar hacia Jesús a través de la Fe.

  • ¿Quién guió el camino de los Reyes Magos?
  • ¿Qué noticia dio el Rey Herodes a los Reyes Magos?
  • ¿Qué gesto hicieron al llegar donde estaba el niño Jesús?
  • ¿Qué regalos le trajeron?

Los magos se pusieron en camino hasta llegar a Belén siguiendo la estrella. A nosotros nos guía la estrella de la Fe, la Fe de la Iglesia que nos lleva hasta Jesús. Los Reyes Magos tuvieron que preguntar hasta dar con Jesús. Nosotros preguntamos a nuestros padres, profesores, catequistas, sacerdotes etc.

Cuando nos vamos haciendo mayores nos van ocurriendo cosas que van poniendo nuestra Fe a prueba, y poco a poco esta Fe se va afianzando.

ENCONTRAMOS LA ESTRELLA “FE” 

para LLEGAR A JESÚS e ILUMINAR A LOS DEMÁS y NUESTRO PROPIO CAMINO

 

Preguntamos a los niños cuántos Reyes Magos había, su respuesta será la esperada… ¡tres Reyes Magos! pero… les tenemos preparada una sorpresa, y es que… existe un cuarto Rey Mago y… ¿quién era ese Rey?

Cuento: «El cuarto Rey Mago»

«Todos habéis oído hablar de los tres Reyes Magos. Y hasta conocéis sus nombres. Se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar. Sabemos también su historia. Cuando Jesús nació ellos vieron su estrella en el cielo y siguiéndola, llegaron hasta Belén donde encontraron al Niño y le ofrecieron sus regalos: oro, incienso y mirra. Luego se volvieron contentos hacia su lejano país.

Pero lo que quizá no sepáis y no hayáis oído nunca es que hubo otro Rey Mago. Era el cuarto Rey Mago.

Venía de un país muy lejano. Tan lejano, que no pudo alcanzar a los otros Reyes y por eso llegó tarde al portal de Belén.

Cuando un buen día descubrió él también en el cielo la estrella que anunciaba el nacimiento de Jesús, dejó rápidamente todo lo que estaba haciendo y se puso en camino para ir a adorar al Niño. Estuvo pensando durante mucho tiempo lo que podía llevarle como regalo y al final decidió ofrecerle tres grandes y bellísimas perlas de su tesoro.

Se puso en camino y al llegar la primera noche se paró en una posada para dormir pero cuando iba a entrar se encontró con un viejecito tirado en el suelo y tiritando de frío. Tenía mucha fiebre y, como era muy pobre, no podía comprar medicinas para curarse. El cuarto Rey Mago lo miró con cariño y se compadeció de él. Sacó una de las tres grandes perlas que llevaba para el Niño Jesús y se la regaló al viejo que, todo contento, pudo ir a comprar las medicinas que necesitaba para ponerse bueno. El Rey Mago experimentó una gran alegría por haber podido ayudar a aquél viejecito, pero se dio cuenta de que ya sólo le quedaban dos perlas para Jesús. Pero como eran muy valiosas, pensó que aun así podría hacer un buen regalo.

Al día siguiente continuó su camino hacia Belén, siguiendo la estrella que lo guiaba.

Al cabo de unos cuantos días, mientras caminaba por un valle lleno de grandes rocas oyó derrepente unos gritos que venían de un bosquecillo cercano y que eran tan agudos que ponían la piel de gallina. Todo preocupado se dirigió hacia allí y encontró a una niña muy hermosa que estaba a punto de ser raptada por unos bandoleros capitaneados por un hombre muy bien vestido. Se enteró que era la única hija de un hombre que debía mucho dinero al capitán de los bandoleros. Como no tenía con qué pagarle, iban a vender a la muchachita como esclava.

El cuarto Rey Mago volvió a sentir mucha pena por aquella niña, sacó otra de las perlas y se la dio a los bandoleros para que la dejasen en paz. La niña, llena de alegría y de agradecimiento, le besó con cariño y regresó a la casa de su padre.

El Rey Mago se quedó pensativo sólo le quedaba ya una perla de las tres que quería regalar a Jesús. Pero como era muy valiosa, pensó que, de todas maneras, sería un buen regalo. En su corazón sentía una gran alegría por haber podido ayudar a aquella niña.

Después de caminar otros cuantos días, ya cerquita de Belén, se encontró por el camino a una madre con su hijo pequeño en los brazos. Ella lloraba mucho porque los soldados del malvado Rey Herodes, habían entrado en su pueblo y lo había destrozado todo, porque Herodes era muy envidioso y se enfadó mucho cuando se enteró del nacimiento de Jesús. Lleno de rabia había ordenado a sus soldados que entrasen en los pueblos y quemasen las casas de la gente para que todos huyeran y nadie pudiese ir a ofrecer regalos y adorar al niño Jesús. Ahora aquella mujer se había quedado sin casa y sin nada y no sabía dónde ir con su hijito pequeño.

El cuarto Rey Mago volvió a sentir pena por aquella mujer y su hijito pequeño y, sin pensarlo dos veces, les regaló la última perla que le quedaba. Seguro que con ella podía comprarse una nueva casa para poder vivir y no pasar frío. Lo malo es que él se había quedado sin ninguna perla.

De este modo, el cuarto Rey Mago llegó a Belén, mucho más tarde que los demás y sin nada que poder ofrecer como regalo al Niño Jesús. El cuarto Rey Mago no sabía cómo excusarse ni qué decir para explicar a San José por qué no traía ningún regalo. Sólo se le ocurrió volver a contarles a esta gran familia la historia de todo lo que le había sucedido por el camino. Todos le escuchaban con mucha atención. Al final, volvió a pedir perdón por no tener nada que ofrecer y venir a Belén con las manos vacías. Tenía los ojos bajos y a causa de la vergüenza no se atrevía a mirar a nadie.

Pero cuál no sería su sorpresa cuando, al fin, levantó los ojos y vio que nadie le miraba con mala cara. Al contrario. Todos le miraban con simpatía y admiración. El Niño Jesús, que hasta entonces parecía dormido, extendió sus manitas hacia el cuarto Rey Mago, y con su rostro brillante le miró y le sonrió».

A continuación, para reforzar el mensaje que este cuento nos transmite sobre la “entrega de nosotros mismos frente al egoísmo”, planteamos a los niños la siguiente actividad:

«Pensad y decirme qué podíamos realizar o dar de nosotros mismos para cambiar un mundo ensombrecido por las guerras, las familias rotas, la violencia, las muertes, el hambre, los marginados…»

Nuestros niños darían o harían: amor, paciencia, cariño, amistad, paz, tranquilidad, no violencia, confianza, bondad, generosidad, comprensión, felicidad, alegría, Fe, tener corazón, esperanza, valor de familia, milagros, observar, escuchar, terminar con el egoísmo, dar menos importancia al dinero, no pelear, dialogar más…

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